lunes, 29 de agosto de 2011

EL CHOIQUE Y EL ACCESO A LA VIDA ANIMAL

 

Sergio: Querida conciencia del choique, te invito a abrir el camino a este encuentro entre los animales de la Patagonia y las personas que en ella compartimos hábitat con ellos. Voy a iniciar un curso sobre los animales asombrosos de Patagonia, con la intención de acercar y sensibilizar a las personas con respecto a los animales. Te invito, Choique, como el custodio de los animales, a que me guíes en esta tarea. Para comenzar, ¿qué te parece iniciar esto con tu presentación? Adelante, choique.

choiqueChoique: (Siento que desarrolla una danza, moviendo el cuello, abriendo y cerrando los ojos, contoneando sus alas, zapateando el suelo polvoriento de la estepa patagónica)

He esperado este momento por largo tiempo, tan largo como los días de muchos veranos y de noches de muchos inviernos. Finalmente, has podido captarme, captando tu atención.

Éstos, son tiempos de grandes procesos que se comprimen en escaso tiempo. Se viven situaciones muy intensas, con fuerza y con bravura, pero también con profundo aprendizaje por parte de todos los animales terrestres. Ustedes, los humanos, también lo son. Nadie de nosotros escapa a esta clara determinación de Tierra.

Soy conocido con varios nombres, pero el que has elegido es el que resuena aún entre los silbidos áridos de la meseta y en la costa atlántica infinita. Choik’e es el nombre que me une a la conciencia humana en esta parte de Tierra; Choik’e, choik’e, choik’e. Cloqueo y estoy unido a la vida que anda sobre el suelo. Soy su custodio animal, el portal de acceso a la sabiduría animal de estas tierras áridas, desoladas, y llenas de vida verdadera, fuerte, indómita.

Hay una danza, el loncomeo mapuche (pueblo indígena), que sintetizaron los aonikenk (otro pueblo indígena patagónico). En su fusión de identidades, ambos pueblos me reconocen claramente en todas partes. Me has visto en la piedra, grabada junto a la huella tuya, la huella humana de tu pie. Me has visto en el cielo, en la huella que dejo al correr por el firmamento nocturno (se refiere a la constelación de la Cruz del Sur); me has visto en mi nido (se refiere a las Pléyades), echado (se refiere a las nubes de Magallanes), o en el campo de cacería (se refiere a la Vía Láctea).

Pero más que verme, me has escuchado, querido hermano humano. Me has escuchado en el tambor indígena, que marca el ritmo de mi carrera; también, en el grito de alarma que ayuda a todos los hermanos animales a poner atención ante el peligro.

Como hijo de la vida, como hijo del más puro brío animal, yo anuncio el cambio, el encuentro y la síntesis. Ahora que tú te abres a mí como el custodio de los animales de esta parte de Tierra, te incorporas a mi vibración, en un baile de esencias, un reencuentro de hermanos.

Has escuchado el llamado de tu corazón muchas veces, y muchas veces te has levantado del suelo, suelo al que mordiste por los golpes recibidos. Otra vez, ya levantado, has decidido seguir andando tu senda original, la que te impele tu corazón a transitar. Sabes que no puedes contra ella, no lo puedes silenciar, acallar ni ignorar. Yo vengo a ayudarte a permanecer en él. Si me permites, puedo ser tu guía animal mientras estés presente en esta tierra árida y tan vital (se refiere a la Patagonia oriental)

Tienes el don de la palabra, el don de la atracción solar, el don de la gravedad del corazón verdadero. Es el corazón que camina en la senda que le marca la verdad, la senda donde todos nosotros nos vamos encontrando al caminar, la vamos haciendo más amplia, más concurrida, es donde nos encontramos finalmente todos quienes ahora nos disponemos a ser en la nueva vibración planetaria.

Te recibo y te abrazo en mi danza, danza que mueve la cabeza arriba y abajo, simbolizando el día y la noche, la luz y la sombra. Me conoces bien; no vuelo en el aire, pero vuelo sobre el suelo. Cada zancada mía nos acerca a todos hacia el punto de encuentro con Unab Hu. Los animales somos todos, incluidos los humanos terrestres, una sola alma viviente, con muchas, muchísimas caras y formas, pero nacidos de una única Fuente.

Hermano querido, bienvenido a este portal animal de esta parte de Tierra, el portal animal ante el rellano donde la vida está llegando, cansada de experimentar, y deseosa de descansar, de hacer una profunda inspiración que le permitirá integrar vívidamente la manifestación vital en la que se ha expresado. ¡Bienvenido!

Sergio: Gracias, Choique. Tú eres quien cuida de la nidada. Siento que los huevos que ahora empollas representan algo especial. además,  ¿por qué es tan importante proteger esos huevos para él? ¿Por qué lo haces tú y no las hembras? ¿Qué significa la pata tuya en el cielo? ¿Qué relación tiene esa huella con el Gran Espíritu? Explícame esto porque no es casual que se entronque con el curso que estoy por dictar. Adelante.

Choique: Proteger lo mejor que viene en esos huevos le da sentido a mi vida, relacionada al período de incubación y eclosión. Siento que mis charitos están muy próximos a conseguirlo y he de estar más que alerta a cualquier tipo de intromisión y ataque.

Lo hago yo porque es mi función, simplemente. Es lo que sé hacer muy bien y ha sido un actuar exitoso para la especie, ya que así hemos perdurado a lo largo de cambios terrestres tremendos. Yo no puedo hace lo que ellas, pero sí puedo encargarme del cuidado de su postura y la posterior tarea de orientar a mi prole para que pueda ser exitosa en su vida. Ellos confían plenamente en mí.

cruz del surMi pata en el cielo (Cruz del Sur) es un recordatorio de la dirección por donde hay que ir en el camino (Vía Láctea) hacia la recuperación del ser en su magnificencia y plenitud. El Gran espíritu soy yo mismo. Es así como me manifiesto ante mis hijos. Mi huella es potente y bien visible, en medio de otro montón de constelaciones y estrellas, que más que orientar, desorientan. Quien me percibe en el cielo, me lleva en la conciencia y llega a buen destino.


Con respecto al curso, te diré que he llegado para recordarte -a ti y a quienes quieran recordar- que solo se deja huella en la vida, huella indeleble, como la mía en el cielo, únicamente cuando has aceptado tu genialidad de conciencia, cuando te aceptas y muestras tal como en esencia eres y has recordado ser.

Ahí arriba está mi modelo, mi huella, fuerte y clara para quienes quieran verla y seguirla, pero no para seguirme a mí, que soy un choique, no. Sino para seguirse a sí mismos, a sus propias y únicas manifestaciones de la Vida. Dejas de ser invisible para la vida cuando te haces visible a ti mismo, primero.