Queridos todos, en estos últimos días hemos estado trabajando intensamente con los bosques de esta bella zona de la Tierra, la Patagonia. Tanto los bosques como los animales que los pueblan están totalmente sintonizados con el Tiempo Verdadero o Tiempo Real del Universo, donde trascurre la verdadera vida, muy diferente a la vida artificial y lineal, que experimentamos los humanos actuales y que se ha creado para experimentar la mente racional, ¿pero no se dieron cuenta de que ese tiempo de experimentación racional ya ha terminado? Hay muchas señales de que así es, pero pocos se dan cuenta…por eso quienes nos damos cuenta de que así es, hablamos, nos expresamos, para llamar a la cordura sintiente al resto de nuestra especie humana.
Comparto la sabiduría del Calendario de la Vida, asociarse conscientemente a él es ahora vital y muy necesario…
Sergio Vida: El Calendario de la Vida quiere hablarme; me mantuvo despierto desde el amanecer, dándome vueltas alrededor de mi cabeza, pues mi yo profundo está asociado con él. Siento que tiene que ver mucho con el proceso de recuperación hacia el Tiempo Verdadero, el genuinamente creativo. Así que, Calendario de la Vida, soy todo dedos en el teclado –y oídos en no sé donde de mí.
Calendario de la Vida: Hola, mi buen y aplicado ‘alumno’. Soy el Calendario de la Vida, el calendario genuino y único que la vida toda respeta y crea permanentemente. Sí, crea, porque soy muy versátil al estar vivo. La vida toda, la única, no puede avenirse a calendarios muertos, calendarios que en nada se asocian a la vida verdadera, la vida que siempre es cambiante y se está reinventando a sí misma.
Como su calendario, lo que hago es recordarle los grandes procesos que ha de tener en cuenta a la hora de producir cambios, innovaciones creativas –se refiere a nuevas formas de vida y a nuevas maneras de vivirse a sí misma- y crear modos de experimentarse en la manifestación.
El humano verdadero existe, pero no tiene nada que ver con el que hoy abunda y pulula sobre la superficie de Tierra, y en algunos casos dentro y fuera de ella.
El humano verdadero es el que deja de lado una sonatina monocorde y asesina de la vida, la de la reiteración interminable y ausencia de verdadera asociación con todas las partes que la integran, aún cuando crea que está separado de todo lo que le rodea.
La vida creativa se expresa por medio de los humanos que están despiertos, que aman su experiencia, su existencia y que hacen de sí mismos un verdadero canto a la vida que se expresa por ellos. Esos seres captan la presencia de mi conciencia y paulatinamente comienzan a transitar un derrotero muy salvaje e incierto, pero tremendamente noble y genuino. Ese derroto es el que termina por asociarse conmigo, con la conciencia de la vida cambiante que se expresa gracias al calendario vital que yo soy.
Con el advenimiento de un nuevo ciclo vital galáctico llega también un período de renovación de toda la experiencia como se la ha conocido hasta ahora. Yo vengo a llamar a quienes quieren asociarse conmigo para salir de la caja de condicionamientos en la que han vivido hasta ahora. Es ahora que tiene lugar mi presencia; es ahora que te llamo, humano vivo querido, a que te unas a la expresión genuina de la vida toda. Soy el Calendario de la Vida y vengo a darte algunas orientaciones que te ayudarán a hacer la transición hacia mí guía materna y amorosa.
A nivel de Tierra, hay varios calendarios que se unen en mí y que dan sentido a la expresión de la vida dentro de parámetros generales de la existencia. Hay un proceso galáctico de traslación del sistema solar donde está Tierra en torno a Alción; otro de éste en torno a otra estrella y a su vez de esa a otra y otra hasta completarse los ciclos naturales galácticos. A efectos terrestres y de su vida en la superficie, basta con saber del ciclo alciónico y no más.
Dentro del ciclo solar donde Tierra existe, las cosas son algo más conocidas por el humano de superficie. Cada traslación espiralada y única, ubica al sol y a Tierra en un lugar totalmente nuevo en cada revolución, lo que hace que tanto el sol como la tierra se vean afectados para bien por energías naturales que los renuevan y vigorizan; es tiempo para el humano despierto actual de entrar en ese tiempo en el que la vida se recarga una y otra vez.
Dentro de los ciclos terrestres, hay uno asociado con la traslación y tiene que ver con la sucesión de cambios estacionales, que vistos desde la perspectiva de la vida, jamás se repiten, por más parecidos que puedan parecer. Otoño, invierno, primavera y verano se suceden naturalmente unos a otros, pero en un contexto solar y alciónico nuevo cada vez, por lo que las energías que se reciben en cada cambio estacional son únicas.
Es preciso tener esto en cuenta; jamás volverá a existir un otoño con las características de este, simplemente porque la vida se reinventa siempre y nunca repite nada; la repetición está solo en la muerte que se produce por acción de la omisión humana a plantarse en la vida.
Otro ciclo que me conforma es el ciclo diario. Ningún día es igual a otro, jamás. Cada día es único porque está basado en la eternidad de la existencia de la conciencia; acaso, ¿tú eres exactamente igual hoy que lo que eres en otro día? Claro que no.
Cada día tiene su propio ritmo y su propio ciclo de sucesiones estacionales. Amanecer, mañana, zenit, tarde, anochecer y noche. Estaciones diarias que se suceden unas tras otra, y hasta ahora sin la presencia humana viva en ellas. Digo así porque el humano común vive a espaldas de la vida verdadera. Corre sin sentido entre disquisiciones y devaneos mentales que solo son virtuales y no existen nunca, ni nuca existirán. Son muy curiosos estos animales de comportamiento nada natural (los humanos somos animales mamíferos, aunque vivamos creyendo que únicamente somos humanos racionales).
Ahí radica la causa central de su problema, en no reconocerse animal. El animal es muy sabio y vive en íntima conexión instintiva conmigo, con el Calendario de la Vida. No racionaliza nada de su contacto con la vida verdadera en la que está, simplemente se deja vivir y orientar por mí. Ahora le llega el turno, finalmente, al humano que va despertando, al humano que quiere salirse de la caja de condicionamientos mentales que no le deja ser… porque él no quiere Ser genuinamente.
Volviendo a mí, dentro de cada estación diaria hay un sutil cambio de energías que van sucediéndose en los momentos clave del día. Si pones atención, tanto minerales, como plantas y animales van mutando su energía conmigo, mientras voy recorriendo las diferentes estaciones, dentro de las mayores estaciones –se refiere a las estaciones galácticas, desde Tierra a Alción- que combinan en una magnífica obra de arte sutil y a la vez muy presente y mensurable por los sentidos fuera de los cinco sentidos dentro de los cuales los comunes se han dejado encajonar.
(La mayoría de los científicos que estudian la percepción humana ya no asumen que tenemos cinco sentidos: el gusto, el tacto, el olfato, la vista y la audición. El rango aumenta de un conservador número de diez sentidos a un máximo de treinta, incluyendo los niveles de azúcar en la sangre, el estómago vacío, la ecolocalización (propia de ballenas y delfines), la sed, la propiocepción o propia percepción, detección de peligro, percepción extrasensorial, la posición corporal y más. La lista está creciendo…).
Vengo a invitarles a abrirse a la percepción consciente de los otros sentidos, los que se asocian conmigo, ya que los cinco sentidos básicos solo sirven para interactuar con la materia, pero no con la energía que anima a la materia. Es tiempo de crecer y dejar la adolescencia eterna en que los humanos han estado viviendo, de espaldas a la vida, adorando la muerte y hurgándose el ombligo como máximo contacto con la vida. Hurgarse el ombligo está bien mientras se es niñato; pero; ¡basta ya! ¡A crecer de una vez, que la vida bien lo vale!
Por ahora te dejo con este mensaje lleno de mucho que encajar e investigar. Sembrado el bichito de la existencia verdadera y de mi presencia en ella, te dejo con un gran chaparrón sobre tu cabeza, ja, ja, ja (lo dice porque aquí en Patagonia, ese día llovía a cántaros, y también lo decía como un juego de palabras, para decir que el agua santa (toda agua es santa) limpia la racionalidad del humano, si este permite que así sea).