sábado, 19 de septiembre de 2009

LA PRIMAVERA

Sergio y Antonio, 19 de septiembre de 2009

SERGIO: Desde hace unos días está rondándome la obra de Vivaldi dedicada a la primavera. A escasos días de su arribo a tierras del Hemisferio Sur, qué mejor homenaje que con música e imágenes alusivas. En ese sentido, se me ocurre convocarlo a él para que nos cuente acerca de su composición, ya que Vivaldi fue uno de los mayores innovadores musicales del barroco.

VIVALDI: Fui popularmente conocido como el Prete Rosso o cura pelirrojo, aunque no ejercí como tal. Mi amor por la música llenó mi vida con tal pasión que poco podía importarme la actividad eclesiástica. El hecho de ser cura supuso para mí una ayuda pues me permitió avocarme a la actividad musical toda mi vida. Hoy no sé si lo hubiera podido hacer de otro modo.

Lo que quiero compartir con ustedes corresponde a la porción de la obra “Il cimento dell’armonia e dell’inventione”, más conocida como “Las Cuatro estaciones”; (traducido al castellano sería algo así como “El combate entre la armonía y la invención”). Curiosamente, el nombre que le di a la obra no hace referencia en nada a las estaciones, aunque me inspiré en ellas. Le puse así porque rompe con el paradigma del Concerto Solli, donde el instrumento solista lleva todo el peso melódico y compositivo, quedando el resto de la orquesta limitada al acompañamiento, según la armonía.

Pero en este caso, la obra en cuestión es un concierto para violín donde la orquesta no actúa como acompañamiento, sino como relieve: ayuda al desarrollo de la obra.

Las estaciones, de por sí, encierran un especial valor musical porque es variedad en la unidad. Aunque ahora pueda parecerles a ustedes como una obra clásica, en mi tiempo se la tildó de atrevidísima y simplista con imitaciones de sonidos de la naturaleza. Recuerdo que en ella plasmé sonidos de pájaros, disparos de escopetas cazadoras, truenos y otras cositas que luego contaré cuando les comparta cada una de las tres partes que compone esta porción de las estaciones; la primavera. Pero no lo demoremos más, déjenme acompañarles con una breve reseña de lo que me dispuse realizar. Sergio va a ubicar aquí mismo la música para que puedan seguirme. Me gusta esto de compartirlo con ustedes.

Esta obra tiene tres partes o movimientos; el primero y el último con ritmo rápido y alegre, mientras que el del medio es más reposado e invita a la ensoñación.

Comienza con la llegada de la Primavera, a través de tres compases muy sonrientes. Se hace eco el solista acompañado por violines que imitan el canto de pájaros llamando a sus compañeras. Surgen ondulantes tonos que evocan el agua brotando libremente ya. Pero también súbita actividad debido al asomar de aires de tormenta.

A continuación, en su segundo movimiento, como ya dije apocado y lírico, hay que imaginarse en la pradera, a la sombra de una gran fronda, a un pastor durmiendo la siesta. Si ponen atención, se darán cuenta de la insistente presencia de un perro ladrando. En mis escritos, indiqué que se tocara “sempre forte y strapatto”, para imitar su ladrido persistente y molesto. Se logra ese efecto con dos notas repetidas (do-do; sol-sol)

Finalmente vuelve la actividad, la alegría. En el campo, bajo el sol, tanto pastores como hadas danzan felices por la llegada de la primavera. Todas las cuerdas acceden a figuras iguales, pero las cuerdas graves son las que sostienen notas largas y prolongadas.


Tal vez me haya excedido en lo técnico, más ha sido para ayudarles a comprender lo que el corazón disfruta. Toda composición inspirada desde el corazón canta a la Creación, canta a la Vida. Sean perceptivos con las sensaciones y sentires que se les despiertan al escuchar esta obra; ahí está la clave. Cada uno y cada una de ustedes tendrá imágenes distintas con la misma música, pues son únicos y únicas, con sus luces y sus sombras, con sus vivencias que han hecho de ustedes quienes son.

Esto que les digo viene a cuento con lo que la obra musical demuestra: la diversidad en la unidad. La unidad está compuesta por muchas cosas diferentes, pero esas diferencias son las que la componen y le dan la impronta de lo único, sin igual. Invito a cada una y cada uno de ustedes a verse en el reflejo de la unidad única que ayudan a componer y sostener.

Si Sergio está de acuerdo, me encantaría ser invitado a contarles, en cada nueva estación que llegue a sus tierras, los matices de las otras tres estaciones musicales que compuse, ese encuentro entre la armonía y la invención que cada uno somos en sí mismos.

SERGIO: Antonio, ya me comprometo a convocarte para cada estación siguiente. Cada vez quedo más asombrado de cómo la Vida se las ingenia para recordarnos su unidad en la diversidad, que es también la nuestra.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, querido Sergio, por canalizar a Antonio Vivaldi pues su música es un bálsamo para el alma. ¡Que cosa más hermosa!
    Querido amigo, tal como te conté por correo, creé un blog junto al tuyo y al de Alexis denominado Buscadores de Respuestas, cuyo enlace es http://genesis-buscadoresderespuestas.blogspot.com/2009/09/introduccion.html, y su finalidad no radica en convencer a otros humanos acerca de la realidad mágica que estamos viviendo, sino que es el mejor medio para que mi propio Yo Soy mental lógico inferior (o ego) pueda comprenderla y aceptarla debido a que todo se ve tan real. En la medida en que él vaya evolucionando podrá fusionarse conmigo y así juntos podremos avanzar con más rapidez hacia la fusión con nuestro yo superior. Así funciona todo esto. Te invito, mi querido amigo, para que dejes tus comentarios allí, si en algo estas en desacuerdo, a fin de efectuar análisis en conjunto con quienes estén transitando el mismo camino.
    Un gran abrazo
    Miguel

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