miércoles, 19 de agosto de 2009

GIUSEPPE, LUDWIG y RICHARD

Azton, 18 de agosto de 2009

AZTON: ¡Muy buenas noches, maestros! Recién estaba intentando ver quién estaba intentando comunicarse conmigo, en dos intentos; en tres, aunque no lo logré. Pero el corazón me saltaba por la garganta. Hablé con Alexiis, quien me dijo que los músicos estaban haciendo cola. Justo antes percibí la palabra canto. Así que estoy aquí, dispuesto a recibirlos a ustedes como seres de luz, que quieran expresarse a través de mí. Gustoso, lleno de alegría, porque todo lo que tiene que ver con el canto, como bien lo dijo en su momento el Canto, lo transporta a uno a esferas tan elevadas, sacándonos de los problemas, de esas cosas tan de la 3D, a las que los humanos nos sentimos tan atraídos y tantas veces rezongamos. Así que, aquí estoy gustoso de recibirlos a ustedes.

Sí, Azton, te parece fantástico, pero yo soy Verdi, GIUSEPPE; ese italiano que se hizo tan famoso en su época y que hasta el día de hoy sigo dando vueltas la música que he compuesto, con la que revolucioné buena parte de la cultura mundial. Pero no quiero empezar a hablar sin antes escuchar un poquito de una de mis obras más sentidas, que pido pedirte, Azton, que por medio de Sergio, expreses una de las primaras partes de lo que durante tanto tiempo fue el himno nacional italiano: el coro de los esclavos hebreos en su éxodo de Egipto, Va Pensiero, de la ópera Nabucco. Bueno, Giuseppe, vamos a ver qué tal sale; pero sólo unas estrofas, ¿sí? (Sergio canta)

¡Vuela pensamiento, con alas doradas,

pósate en las praderas y en las cimas

donde exhala su suave fragancia

el aire dulce de la tierra natal!

¡Saluda a las orillas del Jordán

y a las destruidas torres de Sión!

¡Oh, mi patria, tan bella y abandonada!

¡Oh recuerdo tan grato y fatal!

Arpa de oro de los fatídicos vates,

¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?

Revive en nuestros pechos el recuerdo,

¡háblanos del tiempo que fue!

Canta un aire de crudo lamento

o que te inspire el Señor una melodía

que infunda virtud al padecimiento

que infunda virtud al padecimiento

que infunda virtud al padecimiento

virtud al padecimiento.

AZTON: ¡Ayyy! ¡Qué linda, qué linda música! Qué sentimiento puesto en todo eso, querido Giuseppe.

Gracias Sergio, gracias Azton, por darme la posibilidad de llegar a tantas personas en este momento. Días atrás, era uno de mis más queridos colegas el que vino, con quien tantas veces de este lado del velo hemos hablado, don Wolfgang (Mozart) y quise yo también venir a expresarme, porque también tengo cosas para decirles a todos los que escuchan esto.

Esto que recién acaba de cantar Sergio, forma parte de una de las obras italianas que he compuesto. Muchos de esos trabajos, la música, unida con el canto ha permitido que muchísimas personas, de escasa educación, pero con muchísima sensibilidad, haya podido acceder a lo que en mi época –por medio de la música, el canto y el teatro, combinados en la ópera- permitió acceder a tanta gente. Entonces, era como las películas de cine de hoy en día, solo que en vivo, allí, con la música, donde todo quedaba envuelto en un atmósfera muy peculiar.

Estas obras fueron abriendo la conciencia de muchísimas personas. Porque la música cuando se combina a través de esta geometría sagrada, porque la música contiene a la geometría sagrada, aunque más bien es al revés: la geometría sagrada contiene a la música. Cuando surge desde ese lugar tan elevado, es sanadora; toca fibras profundas del corazón humano, aflojando viejas y enquistadas emociones humanas que de otra manera sería doloroso liberar.

Vengo a invitarlas e invitarlos a que se permitan escuchar estas estrofas; no tal vez de una ópera entera porque no es el gusto de muchos de ustedes, pero sí que busquen percibir, escuchar los coros. Más allá de lo que se está cantando, más allá de la comprensión mental, muchos coros transmiten un mensaje angélico, divino que está transmitiéndose allí. Ya que ese mensaje va directamente al corazón, sin pasar pro al razón, sanando muchísimo de lo que está allí guardado. Y si tengo la fortuna de que escuchen algunas de las obras que yo he compuesto, permítanse sentirlas, no las intelectualicen; sientan la música, sientan esa maravillosa creación. Es una canalización de ángeles y seres en ese sentido; se canalizan tantas cosas, y esta es una de las más maravillosas.

Está conmigo, aquí, otro compositor, otro buen amigo, alemán en este caso; don Beethoven, a quien yo quiero cederle este espacio para que pueda expresarse. Seguirá con la misma idea. Yo me retiro, agradecido que me hayan escuchado. Yo soy GIUSEPPE VERDI.

Yo soy LUDWIG, más conocido por BEETHOVEN, compositor de Bonn.

Quiero acercarme a ustedes por medio de este canal, pues el saber que está la posibilidad de que nos expresemos para llevar a ustedes, genera lo que ustedes podrían llamar… ¿qué palabra sería?... un revuelo, por este lado del velo. Estábamos tocando el corazón de Sergio, para que Azton pudiera expresarnos, y lo estamos logrando.

Muchos de ustedes deben conocer ya mi historia; de una vida 3D muy difícil, con la pérdida de la audición. Lo que no me impidió poder escribir lo que yo tenía que escribir, pues ése es el mensaje que quiero darles hoy. También decirles que volveré, porque tengo mucho que contarles sobre la música.

Quiero decirles que, como acaba de expresarlo Giuseppe, que la música es sanadora permítanse escucharla. Vayan más allá de los estereotipos y prejuicio sobre la música clásica.

El claro de luna que escribí, fue en uno de los momentos más difíciles de mi vida. Estaba siendo muy vapuleado por la vida, en el que ya estaba quedándome sordo, estaba perdiendo a seres queridos… y en una noche sombría me asomé y le hablé a la luna. De alguna manera yo sentí que ella me respondía.

En ese entonces yo no tenía ni idea acerca de las conciencias; imagínense que yo estaba entonces viviendo como ustedes en la 3D, con muchísimo de mi conciencia obnubilada, pero no la conciencia de la música. Yo sabía que había venido a la Tierra para hacer nueve sinfonías y sabía que tenía que terminar esa novena; la más magnífica de todas y que durante tiempo fue un himno alemán.

Yo sentía en mi corazón que faltaba esa, que faltaba esa… y sin poder escuchar pude escribirla completamente. No quiero vanagloriarme por ello. Solamente quiero decirles que cuando el corazón clama por algo, escúchenlo, síganlo.

Yo, en aquella noche, en el piso donde vivía, mientras miraba al cielo me encontré con esa luna, y me pareció sentirla; la luna me habló y yo puse mi sentir y su expresión en esa obra de piano del claro de luna.

Si la escuchan con el corazón, van a percibir en ella todo mi pesar, pero también toda su… ¿cómo decirlo?... su apoyo, su amor, su energía. Están también esas partes oscuras y esas más claras. Eso es la música, la manifestación de la vida. Es a las que los llamo a escuchar. Es al que les permite acceder a octavas superiores, que les eleva el corazón, y desde allí sanar muchísimas cosas.

Entréguense al sentimiento que les da acceso la música, particularmente esta que les estamos diciendo nosotros, los compositores clásicos, que hemos perdurado a lo largo de cintos de años. Las generaciones siguen pasando; naces, mueren, y seguimos vigentes. Esa vigencia nos la da la magnificencia que hemos logrado plasmas los compositores que nos dedicamos, que vinimos a la Tierra para “bajar” una música celestial.

Así es que, me quedaría mucho tiempo hablando porque me siento muy cómodo haciéndolo. Quiero volver, quiero comentarles acerca de cada una de las obras que he compuesto en su momento. Sé que Azton conoce mucho de todo esto, Sergio disfruta muchísimo con esta música.

Vamos a seguir viniendo y vamos a ser cada vez más. El hecho de que Wolfgang haya iniciado este contacto, nos animó a venir. Giuseppe recién, ahora yo y hay otro compositor más que también va a expresarse ahora. Yo me retiro agradecido porque me están recibiendo. Entréguense a la música, a la música más elevada porque les ayuda a purificar pensamientos, aclarar emociones y a liberar lo que queda por liberar. Yo soy LUDWIG.

AZTON: Richard, ¿estás ahí? No logro percibir tu mensaje…

Sí, aquí estoy, Azton. Yo soy RICHARD, Richard WAGNER. También famoso compositor alemán, creador de óperas y de piezas musicales difíciles de ejecutar y de cantar, pero también muy difíciles de comprender cuando se trata de hacerlo con la cabeza.

Igual que mis precedentes, quiero contarles que mi obra musical básicamente se fundó en las deidades y en los diferentes espíritus luminosos y oscuros que confrontan esta dualidad de la 3D, en el rico patrimonio que a este respecto tienen los pueblos del norte europeo.

Tristán e Isolda, el Anillo de los Nibelungos, Parsifal, Lohengrin, son obras que trascienden en mucho…

AZTON: Pierdo la conexión; se me va… (respira profundamente)

que trascienden el imaginario popular. Estas obras, cargadas de tanta emoción encontrada, donde los personajes, en su mayoría deidades, representando todas las emociones humanas; proyectadas en esos personajes mitológicos que conforman un imaginario popular donde se depositan muchísimos de estos arquetipos de los humanos.

Es cierto, mi obra es muy compleja, muy vasta, muy difícil, y requiere de bastante análisis para poder comprender en profundidad el alcance que tiene. Hay mucho simbolismo. Yo no voy a pedirles que se pongan a trabajar en esto, no lo pretendo, pues son muy pocos los wagnerianos que realmente llegan a la complejidad de la profundidad a la que yo me sumergí. Que no me fue nada fácil, pero pude lograrlo como cometido de mi pasión cuando estuve en la Tierra.

Sólo quiero remarcar que se permitan el acceso a la música; busquen la música, canten la música. Expresen la música con el cuerpo, dancen, bailen. No se queden con toda esa energía guardada, recuerden que eligen cómo sentirse; eligen dónde ubicarse; eligen también, de la misma manera a poder salir. La música los ayuda a eso. Busquen música que vivifique el corazón, que alimente el alma –como se dice- para tenerla nuevamente livianita, como flotando en un mar de amor.

Yo soy WAGNER, y conmigo cerramos este primer encuentro de la música y sus músicos.

http://soy-naturaleza-viva.blogspot.com

http://www.esnips.com/web/mensajesdemaestros grabación mp3

1 comentario:

  1. ¡¡¡Verdaderamente FANTASTICO!!! Gracias, hermano Aztón-Sergio, por canalizar a estos Maestros de la música. Ojalá también se anime a hacerlo Johann Sebastian Bach.
    Felicidad para ti, Aztón

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